!What up Offies! Bienvenidos a la primera historia en TheOffTopicHub

Hoy presentamos: Goku! Tus piernas no han soportado el entrenamiento de hoy… Ah no no, perdón, me emocioné con el título 🙁

Ya, fuera de bromas.

¿Te gusta el gimnasio? ¿Eres de los que sudan la gota gorda levantando pesas o prefieres un deporte más civilizado, como rascarte la panza en el sofá? Cada quien tiene su propio enfoque sobre el fitness y la vida saludable… y luego estoy yo: un desquiciado que devora 4000 calorías diarias y entrena con el síndrome de la grúa, creyendo que puede levantar pesos que claramente buscan mandarlo al otro barrio.

Qué te puedo decir? Soy una put* máquina… solo que esta máquina corre el riesgo de desarmarse en cualquier momento por tanto abuso. Pero bueno, te voy a contar sobre mi entrenamiento de hoy, porque si yo sufrí, mínimo que tú te entretengas.

Hoy tocaba entrenar piernitas hasta el fallo y destrozar todo lo que conozco como sistema nervioso en el proceso. El asunto empezó potente en la máquina de sentadillas Hack Squat (si no sabes qué es, pues Google está gratis, porque sinceramente no tengo energías para explicarlo hoy JAJAJA). En fin, retomando el meollo, tu humilde narrador decidió que era una brillante idea ir por un récord personal de peso… a pesar de haber dormido apenas 6 horas y despertar con un estómago más frágil que la armada naval de Bolivia. Imagínate la INCREÍBLE energía con la que llegué al gym: listo para morir en el intento.

Pero claro, el pre-entreno y las ganas de autodestruirme sacaron lo mejor de mí. Ahí me tienes, cargando 4 discos de 20 kilos por lado (si sumamos el peso de la máquina, hablamos de unos 200 kilos, y yo solo peso 73). Con el corazón en la boca y rezándole a todos mis santos para no morir aplastado ni hacer el ridículo en la zona de pierna, me posicioné. La meta: 3 repeticiones. Un peso nuevo, un reto nuevo, pero lo importante era mantener una técnica perfecta y no terminar en la sala de emergencias con el ortopeda mirándome feo.

Sale la primera repetición con toda la fuerza del mundo encima. Fácil, como si el universo me estuviera dando su bendición.
La segunda… sufriendo, pero con suficiente potencia para seguir. Vamos, que aquí nadie se rinde todavía.
La tercera, dominada. Empezaba a ver a Jesús calato en el cielo, invocando mi nombre con los brazos abiertos, listo para recibirme
En la cuarta, probablemente hablé hebreo antiguo con la única esperanza de invocar a un ente superior que me ayudara a levantar el hipopótamo que llevaba en la espalda.
La quinta… ja, ojalá. Humillación total. Bajé convencido de que iba a empujar con todo, pero cuando quise reaccionar, ya estaba ahí abajo, derrotado, con el demonio que invoqué mirándome y cagándose de risa. Quiero creer que mi esquizofrenia no es tan grave, pero aún así, terminé riéndome con él.

Después de semejante destrozo, me sentí feliz, casi iluminado, por haber roto mi récord personal… pero la felicidad me duró menos que las esperanzas de Krilin contra Freezer. ¿Por qué? Porque esto solo había sido el primer ejercicio del día.

La máquina de extensión de cuádriceps me observaba, lista para hacerme su perr*. Yo quería dominarla, pero con la energía que me quedaba, hoy me tocaba ser el pasivo. Seis series en formato pirámide, subiendo poco a poco el peso. Arranqué con 64 kilos y fui escalando hasta casi los 90. Desde la primera repetición, mis cuádriceps gritaban por ayuda, rogando un descanso que claramente no iban a recibir. Esta máquina no solo estaba destruyéndome físicamente, sino que me estaba dejando claro que mi rol en este gimnasio era ser el sumiso.

Pero bueno, sumiso sí, ¿pero sin dignidad? Jamás. Así que le dije: “¿Sabes qué? Es mi momento de tomar el control”. Subí el peso con el objetivo de llegar al máximo posible. Para cuando llegué a los 90 kilos, mis piernas estaban gritando de dolor como si hubieran visto la declaración de impuestos. No había sentido algo así desde que me rompí el menisco (historia para otro día).

Ahí me tienes, listo para completar la serie de ocho repeticiones, a punto de ver a Jesús nuevamente… aunque, siendo sincero, con las cosas curiosas que hice durante este ejercicio, probablemente vería más a Satán. Pero bueno, mucha cháchara. Empiezo la serie, llego a la octava repetición y, en un momento de brillantez cuestionable, mi cerebro decide que es buena idea bajar el peso y convertir esto en un dropset infernal. Así que bajé 10 kilos y seguí, luego otros 10, y otros 10 más, hasta que mis piernas quedaron peor que Krilin cuando intentó enfrentarse a Freezer: reventado, explotado, hecho pirotecnia.

Pero hey, al menos ya había terminado con cuádriceps, ¿no? Spoiler alert: mi tortura no estaba ni cerca de acabar.

¿Se imaginan tener el músculo primordial de las piernas hecho papilla y, aun así, decidir meterse el ejercicio con mayor carga de fatiga de toda la maldita rutina? Ajá, ese soy yo: el genio, el iluminado, el masoquista que decidió hacer peso muerto convencional después de todo este martirio.

Como ya les dije, mi complejo de grúa me obliga a intentar cargar pesos que claramente atentan contra mi existencia. Así que empiezo con las aproximaciones hasta llegar a mi peso de trabajo: una repetición máxima con 140 kilos. Hoy no salió. Lo intenté con todas mis fuerzas, pero en lugar de sentir que me venía , sentí que me estaba yendo… Eh, lo siento, ese es un tema que debería tratar con mi pareja, no con ustedes… pero bueno, qué se le va a hacer.

Tras esta humillación personal y sintiéndome como un saco de papas golpeado, decidí terminar con un finisher para destrozar mis isquiotibiales: curl unilateral de femorales. Pero la historia no acaba aquí. No, no, no. Aún quedaba trabajar la parte carnosa de la pierna, la interna, esa que le da la forma que —tanto tú como yo sabemos— a tu chica le encanta… o a tu chico, dependiendo de tu género u orientación. Antes de que me funes, relájate, prefiero quedar bien contigo y tus gustos curiosos. Es broma, es broma, no lo tomes en serio. Ya sabes que aquí hablamos con este tono jocoso hasta que te acostumbres al humor negro que manejo día tras día.

Bueno, inicié el ejercicio, que no se me complica mucho gracias a… ¿Zeus? ¿La genética? Nah, gracias a la pura yuca, la papa, el camote y toda la bendita gastronomía peruana que me mantiene en pie. (Inserta aquí un huayno, aunque como somos alienados, mejor un electrohuayno… Ah, cierto, yo soy el editor, así que qué pereza hacerlo).

Ok, terminado este ejercicio, sabía que era la hora de la destrucción final: sentadillas búlgaras. Pero no cualquier sentadilla, sino con barra tipo Smith y 20 kilos por lado. Ten en cuenta el nivel de destrozo que ya llevaba encima y por dentro (sí, para qué mentir). Pero no me rendí, claramente mi complejo de autodestrucción me ganó y actué por impulso. A estas alturas, mis ganas de vomitar eran tan grandes que ya no pensaba con claridad… tal vez por eso, en lugar de poner 20 kilos por lado, metí 25 sin darme cuenta. Con razón se sentía más pesado. Pero con la neblina mental que tenía, ni por un segundo pensé en revisar el peso.

Así que ahí me tienen, sacando mis ocho repeticiones de siempre, pero con la diferencia de que, una vez más, me sentía como una sumisa dominada por la malcriada de la barra. Para cuando todo este sufrimiento terminó, miré la máquina de pantorrillas y supe que era mi momento de ser el machaca. Así que le metí 100 kilos y saqué 20 repeticiones durante cuatro series. Sinceramente, haber entrenado para ser jugador de baloncesto durante tantos años me dio una fuerza excepcional en esta zona. Al menos algo bueno salió de todo esto… ¿no?

Y con esto, señoras y señores, se da por terminado el entrenamiento del día… y también este Off Topic. Pero antes de irme, ¿por qué no meter un último chiste? Algo que selle el cajón del muerto, porque claro, el muerto en cuestión era yo.

Estaba tan pero TAN destrozado que probablemente empecé a hablar alemán. Y cuando digo hablar alemán, me refiero a darle mis condolencias a Hitler y recordarle que, a pesar de ser más oscuro que un sartén quemado, soy parte de su movimiento. ¿Demasiado? Nah, suficiente autofuna por hoy.

Si has llegado hasta aquí, sé que entiendes el tipo de humor que manejo y la intención detrás de estas palabras. Nada de lo que se ha dicho aquí está pensado para ofender, solo para contar las cosas que me pasan en el día a día de la forma en la que no puedo expresarlas en público. Porque para eso estamos aquí, para hablar de cualquier Off Topic que queramos y con el estilo que nos salga del alma (o de donde prefieras).

Por cierto, en la página de inicio tienes un apartado para enviar tus historias. Créeme que las voy a leer todas, y cuando esta página crezca poco a poco, podrás aparecer en un espacio especial donde compartamos las mejores anécdotas de la comunidad.

Es hora de la despedida, pero solo por un rato. Mañana volveré con más historias, porque, siendo sincero, no tengo muchas cosas más que hacer, así que… ¿por qué no dedicarme de lleno a este proyecto? Nos leemos pronto, subnormal.

Cuídate mucho, te espero pronto con un nuevo post lleno de tonterías sin sentido que alegrarán tu día, chau chau.

No me molestes por el logo elaborado por IA, espero poder crear uno próximamente, pero si el cerebro no me funciona ni para cargar pesos adecuadamente, imagíname haciendo un logo.

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